sábado, octubre 09, 2010

Hola, Wynton

¡Échale, mi Wynton!

Marsalis es ave de tempestades donde se presenta. Sus detractores lo acusan de ser la punta de lanza del mainstream del jazz estadounidense; un filtro tiránico para los músicos que se presentan en el Lincoln Center de Nueva York (cuya dirección musical corre a su cargo); un artista que a veces parece más interesado en la política que en su música, chocante por su inmaculada camisa allá a donde va (tan lejos de la idea romántica del artista desaliñado).

Vituperios aparte, hay algo cierto que se puede decir de éste, uno de los mejores músicos de su generación: es un maestro, en toda la extensión de la palabra. Hay que escuchar el disco Baroque Music for Trumpet, que grabó en 1984 a los 23 años de edad, para notar el virtuosismo de sus ejecuciones siguiendo partituras de Purcell, Handel y Torelli, entre otros. Pero también es un profesor de primera línea. A donde quiera que va con la orquesta que dirige imparte talleres en los que busca mostrar a los jóvenes músicos los valores esenciales de la música y sus encantos. Así se lee en El jazz en el agridulce blues de la vida, libro escrito a cuatro manos por Marsalis y Carl Vigeland (Paidós, 2001):

Muchos creen que el jazz significa simplemente subirse a un escenario y tocar lo primero que te viene a la cabeza y, cuando terminas, con un poco de suerte, los demás lo hacen al mismo tiempo. Pero no es así en absoluto (...) Hay una lógica y un orden en lo que, de otro modo, sería un auténtico caos. Y todos desarrollamos esa lógica mientras tocamos. El sentimiento más importante del jazz es la alegría. Pero no la consigues simplemente sintiéndote a gusto. Lo consigues porque te sientes fatal. Y peor aún. Lo consigues a partir de la porquería que ha tragado y sigue tragando la gente. Tienes empatía, el deseo de mejorar las cosas, de decir que todo puede ser de otra manera...

Marsalis se presenta en el Auditorio Nacional el próximo miércoles con la que llama "su familia": la Lincoln Center Jazz Orchestra. No es frecuente verlo por estos lares, pero más alla de esa condición atípica, el concierto del miércoles tiene otros ingredientes especiales: a la familia de Wynton se sumarán varios de sus amigos, entre ellos el pianista español Chano Domínguez, el clarinetista cubano-estadounidense Paquito D'Rivera, el percusionista mexicano Antonio Sánchez, el arpista colombiano Edmar Castañeda y el trompetista argentino Diego Urcola. ¡Puro total y absoluto jazz en español!

Un auténtico festín musical que lleva tres años cocinándose y para el que Wynton y compañía han preparado algunos manjares en la forma de arreglos a clásicos de la música popular mexicana como "Estrellita" de Manuel M. Ponce, "Bésame mucho", de Consuelo Velázquez y "Contigo aprendí", de Armando Manzanero.

Marsalis llegará a México procedente de Cuba, donde recibió los mejores elogios posibles de la prensa espalola presente. Así lo reportó Mauricio Vicent, de El País, desde la capital cubana: "La noche entera fue una obra de arte. Desde el principio al final. Una delicada selección de clásicos de Ellington, Gillespie o Thelonius Monk, combinada con arreglos y composiciones propias e hilvanadas como una lección magistral, rigurosa y vibrante".

La mesa está puesta... ¡que inicie el banquete!

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Den click aquí para escuchar el podcast que sobre Wynton Marsalis grabamos José Luis Esquivel y yo para Rebanada de Pan.

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