sábado, febrero 11, 2012

El mismo, pero no igual


Aquí tenemos al Sherlock Holmes modernizado. No se trata de las películas protagonizadas por Downey Jr. (que tan bien tratadas han sido en este blog). Es un logro notable ése, pero un reto mayor significa ubicar al detective en el Londres del siglo XXI. Un Sherlock con smartphone, un Watson con blog; ambos en una ciudad ultramoderna, excitante y hermosa. El personaje sigue siendo entrañable: culto (sólo en los asuntos que le interesan, es decir, los que conciernen a su trabajo), soberbio al grado de lo detestable ("¿Qué hacen todos los que no son yo? Sus vidas deben ser taaan aburridas"). En dos palabras: complejo y fascinante. 

Sherlock es una serie con sólo tres episodios por temporada, así que en cada capítulo la BBC nos ofrece calidad de cine. Buen cine, desde luego. Nada sobra y todo está minuciosamente cuidado: desde el diseño de arte hasta la partitura de su banda sonora, pasando por las muy buenas actuaciones de los protagonistas Benedict Cumberbatch (Holmes) y Martin Freeman (Watson).

Si les gustan las historias de detectives en la figura de uno que está harto de la banalidad de su profesión (extraña a los criminales "de a deveras"); si quieren acción trepidante, pero inteligente (poca sangre, mucha materia gris) y desean una serie bien narrada y mejor producida, no dejen de ver Sherlock, que se antoja como una buena recomendación para los días bajo 10 grados que se aproximan.  

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