lunes, marzo 23, 2015

Las condiciones de la actitud creativa, según Erich Fromm



1. Capacidad de asombro

Los niños conservan todavía esta aptitud. Todos sus afanes consisten en intentar orientarse en un mundo nuevo, en captar las cosas siempre nuevas que aprenden a experimentar. Se asombran, se sorprenden, se maravillan y, gracias a ello, su reacción es creativa. Sin embargo, en cuanto se incorporan al proceso educativo, suelen perder esa capacidad. Sienten que deben saberlo todo y que, por lo tanto, es un signo de ignorancia sorprenderse o asombrarse ante algo.

2. Capacidad de concentración.

Una rara cualidad en la cultura occidental. Estamos permanentemente ocupados, pero sin concentración. Mientras desarrollamos una determinada actividad, ya estamos pensando en lo que haremos a continuación. Si es posible nos dedicamos simultáneamente a varias actividades. Hacemos cinco cosas a la vez, lo cual significa que no hacemos nada, puesto que no desarrollamos ninguna actividad con todas nuestras capacidades. 

3. La experiencia del yo.

La palabra yo y demás formas de primera persona forman parte de las últimas expresiones que aprende el niño en el desarrollo de su capacidad lingüística, pero en cuanto las adquiere las utiliza sin parar. Al expresar una opinión, por ejemplo, decimos: "Creo" en esto o aquello. Si se analiza la opinión, sin embargo, se descubre que la persona sólo expresa lo que le enseñaron sus padres cuando era niño. Está sujeto a la ilusión de que es él quien piensa eso, cuando en realidad sería más correcto decir: "Esto se piensa en mí". Es la misma fantasía que tendría el tocadiscos si dijera: "Estoy tocando una sinfonía de Mozart", cuando sabemos que somos nosotros quienes ponemos el disco en el tocadiscos y que éste se limita a reproducir lo que está grabado ahí. 

4. Capacidad de aceptar el conflicto.

Esta idea contrasta con el clima de opinión actual, en el que se intenta evitar el conflicto en la medida de lo posible. Toda la educación moderna tiende a evitar al niño la experiencia del conflicto. Existe una superstición general de que los conflictos son dañinos y de que, por tanto, es mejor evitarlos. Lo verdadero es justamente lo contrario. Los conflictos son el origen del sentimiento de asombro, del desarrollo de la fortaleza, de lo que antes se denominaba "carácter". Si se evitan los conflictos, uno se convierte en una máquina bien engrasada, donde todo afecto se nivela de inmediato, donde se automatizan todos los deseos, donde se homogenizan todos los sentimientos. 

5. La voluntad de nacer todos los días.

Todo acto de nacimiento requiere la valentía de renunciar a algo, de salir del útero, de abandonar el pecho, de separarse del regazo, de soltar la mano, de perder todas las certezas y apoyarse en una única cosa: la capacidad de ser consciente y reaccionar, es decir, la propia creatividad. Ser creativo significa considerar la trayectoria vital como un proceso de nacimiento constante, sin concebir ninguna fase de la vida como final. Lo más común es morir sin haber nacido plenamente. La creatividad significa nacer antes de morir. 

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Fromm, E. (2007). La vida auténtica. Barcelona: Paidós.

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